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exponentes de la
Sala Arquetipos 1981 1986

José Marín-Medina
Fragmento del prefacio del catálogo Arquetipos 1980-1990
Madrid, septiembre de 1990.
El observador tiene la impresión de ser trasladado a un reino inesperado en el clima actual a un encuentro fechado externamente sobre la comprensión común de la noción de posmodernidad en presencia de estas aves fabulosas, manantiales sagrados, estatuas eternas de la humanidad, dignas votivas. siluetas y obras de antiguas culturas primitivas que transmite Andrés Alcántara.

…, las esculturas de Alcántara manifiestan la existencia continuada de compromiso artístico, exigencias de perfección en sus procedimientos e ideas, verdadera misión cultural y el llamado de todo autor a ser significativo para el mundo y marcar el estilo de los tiempos venideros.

Mientras deambulaba por el estudio de Andrés, volví a tomar conciencia de las esclarecedoras palabras de Juan Godofredo Herder -poeta que acertó el espíritu de la diferencia existente entre Escultura y pintura-: «La escultura es genuina, la pintura es fantasía. La Escultura es un representación completa; la pintura es una crónica deliciosa. ¡Cuán enormemente diferentes son y cuán lejos están ambas artes de estar en pie de igualdad! Una sola Escultura puede obligarme a arrodillarme ante ella, a ser su aliado y compañero; es algo real, está aquí y ahora. Al contrario, la pintura más exquisita es la fantasía, un sueño dentro de otro sueño ”.

Efectivamente, las salidas que sintetizan esta exposición, en todos los casos obras de arte únicas talladas directamente con la mano firme del escultor en los sensuales bloques de mármol y la densidad cristalina de las calizas, están representadas y animadas con un espíritu escultórico. Estas son tallas reales. Representan extensiones tridimensionales definidas con enfoques de talla únicos y establecidos desde hace mucho tiempo. El potencial de evocación del alma de sus obras potencia estas obras de arte. La fuerza de su energía es bastante conmovedora. Están relacionados con salidas de épocas pasadas cuando los artistas creaban objetos con propósitos sobrenaturales. Así, transmiten sus sentimientos, recuerdos y anhelos de sabiduría atemporal y su deseo de eludir la pura eventualidad del presente y la determinación de perdurar como ellos, lúcidamente tallados en la piedra y el espíritu.
(Adaptado por JMS