El pasado treinta de mayo, el Alcalde de Alcalá de Henares, Javier Bello Nieto, inauguraba la exposición «Alcántara: una visión caleidoscópica», comisariada por Tomás Paredes, en la Casa de la Entrevista, histórico edificio alcalaíno mandado construir por el Cardenal Cisneros a finales del siglo XV.
Una inauguración multitudinaria, en la que estuvieron presentes varios concejales del municipio así como personalidades del mundo civil y académico, artistas, médicos y gentes del mundo del arte.
Entre otros: el maestro Juan Alcalde, José Esteban, Jesús Martín, presidente de los empresarios; Atilano Marian, doctor J.F.Cerezuela, Beatriz Blanch, doctora Emilia de Dios, Vicente Soto «Sordera», Ignacio Rueda, Antonio Prates, Satoru Yamada, Mena y Joao Prates, doctora Noemí Paredes, Jorge Varas, Ricardo Horcajada, Carmen Palenzuela, Javier Gª del Olmo, que ha diseñado un magnífico catálogo; Eduardo Chicharro, Gustavo Severién, J. L. Romeral…
Una visión caleidoscópica, reúne dieciséis esculturas, fechas entre 1983 y la actualidad, diez pinturas sobre distintos soportes y un dibujo doble al temple y tinta china sobre papel de arroz, con una visión cromática clara y otra más oscura, en un alarde de técnica.
La escultura de Alcántara, Torredelcampo 1960, es lo más poderoso de la muestra, con piezas que recorren todo su desarrollo, desde unos inicios primitivistas y originarios hasta la clasicidad en diálogo con las vanguardias. La fuerza de Alcántara reside en la dimensión de su jerarquía plástica, en su depurada técnica de talla directa, y en su actitud que no admite derrota, como dijo Tomás Paredes, en su parlamento inaugural, citando a Nietzsche: «El objetivo principal del arte es zarandear la imaginación con la fuerza de un sentimiento que no admite derrota ni siquiera en medio de un mundo que se derrumba».
Su pintura forma grandes caleidoscopios en movimiento, que aparenta un cinetismo vi-brante, por la fuerza de sus cromías y su configuración. Vivaz y colorista, sintética y feraz, su pintura es un reto a los sentidos y a las formas, que estructura como símbolos milenarios. Uno de los trabajos más recientes es un dibujo, por ambas caras del papel de arroz, de una serie en marcha, boccioniana y volumétrica, que va a dar un giro a su icono, basado en su poderosa ocupación del espacio, articulado por el movimiento.
Con un montaje limpio, sobrio, que permite la comunicación sin impedimento, la obra luce en todo su esplendor. Algunas de las esculturas no se han expuesto nunca y otras es la segunda vez que se ven. Guerrero yacente, un contundente calatorao tallado en 1983, junto con Maternidad A son obras emblemáticas de Alcántara que dimensionan el conjunto y son origen de su lenguaje y evidencia del alto nivel de la obra del escultor, radicado en Alcalá de Henares desde hace más de veinte años.
La escultura, con esta exhibición de Alcántara, recupera presencia y poder, en un momento en el que se confunde el concepto escultórico con muchas otras acciones coyunturales que nada tienen que ver con la escultura. Piedras de calatorao, tamajón, novelda, majaelrayo, atarfe, colmenar, jabalcuz, breadetajo, ágata, para una sinfonía de formas donde dialogan el mito y la poesía, vigilados por la estética de vanguardia, en un contenido de pensamiento.
De visita inexcusable, la exposición permanecerá abierta hasta el 26 de julio, en la Casa de la Entrevista, Alcalá de Henares, todos los días salvo los lunes.
Manoli Ruiz
Tesorera de AECA/AICA Spain
Foto superior: Palas Atenea, Piedra calatorao, año 2003, 150x35x35cm. Foto inferior, de izquiera a derecha: Jesús Martín, Tomás Paredes, Joao Prates, Juan Alcalde, Andrés Alcántara, Romeral, Antonio Prates.