Bajo la presencia magnética del conjunto de la obra de Alcántara se encontrará la expresión de la coherencia en que se viene desarrollando la evolución estilística de Andrés. Un mismo criterio y una misma dirección aparecen constantes en su proceso.
…, de una parte, se ha integrado en la linea de reactualización de lo universal y de lo eterno que la escultura europea de la modernidad ha buscado desde sus orígenes, y que a comienzos de siglo XX creyó hallar en la estética negro-africana. Las influencias de las esculturas africanas sobre los maestros de las vanguardias históricas se ha visto recientemente renovada, cuando algunos sectores postvanguardistas, a partir del neoexpresionismo alemán, han vuelto a buscar una obra de arte cuya sola presencia resulte autónoma y transcendente, ajena a lo accesorio, concentrada en su intensidad.
Este criterio de realismo de las formas transcendentales está vigente a través de todo el discurso escultórico de Alcántara. Por ello, en los muros de esta muestra yo pondría la cita de aquellas palabras tan influyentes de Carl Einstein, escritas hace más de 100 años en su ensayo sobre la Negerplastik: “La obra de arte no será contemplada como una una creación arbitraria y superficial, sino, al contrario, como una realidad mítica. La obra de arte negro es real gracias a su froma cerrada; en la medida que ésta es autónoma y sobrepoderosa, el sentimiento de distancia que se desprende de su visión exige un arte de intensidad prodigiosa”.
Acorde con esa vocación de un arte categórico, Andrés Alcántara, de otro lado, trabaja en la dirección de hacia lo inmaterial. Aquí, junto a la influencia de los arquetipos intemporales, está latiendo el espíritu de Constantin Brancusi. Es cierto: nuestro artista ha pasado de una factura y estructuración rústica y violenta de las formas, a un progresivo afinamiento.
De una figuración más narrativa, a la sublimación de la temática. Dentro de este mismo proceder, las formas inicialmente descriptivas, en las que tanto se valoraba lo orgánico, han dejado su lugar en las piezas de una segunda etapa a formas puntuales, que se generan unas a otras, en las que el artista tanto atiende a lo racional y a lo geométrico.
De la misma manera, del interés primario por la verdad desnuda del material, se ha ido pasando a la investigación de los resultados de aplicar pulimentos y la acción de los ácidos sobre los volúmenes, cromatismo y textura de la piedra.
De un tratamiento expresionista, muy fuerte y más mecánico, Alcántara ha evolucionado a una talla directa a la efectiva manera brancusiana, la de ir dando vueltas alrededor de la piedra, modelándola. Por eso se ha producido un proceso de generación continuada de formas a partir de sí mismas.
José Marín-Medina
Fragmento prólogo al Catálogo Arquetipos 1980-1990
(adaptación JMS)
Madrid, septiembre 1990.
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